Cuando dejé las redes sociales...
Durante mi adolescencia tuve una relación de altibajos con Dios. Quería servirle, pero también quería ser guay, así que intentaba hacer las dos cosas. Tenía un pie en el mundo y el otro en la iglesia, lo que realmente no funciona.
Con el paso de los años, vi cómo mi vida se alejaba cada vez más de Dios, hasta que casi no había ninguna evidencia de Dios en mi vida. Yo era muy mundano y sólo era cristiano de título. Traté y traté de ayudarme a mí mismo y vivía de un estallido de motivación espiritual a otro, pero no estaba viviendo una vida de superación en absoluto.
Una cosa importante que me detuvo espiritualmente fueron las redes sociales. Yo estaba en Instagram, Snapchat, y tiktok, que tomó mi atención lejos de Dios y mantuvo mis afectos puestos en las cosas del mundo. Me gustara o no, al estar en estas plataformas estaba constantemente alimentándome de Laodicea.
Mentalmente sabía que no era bueno para mí e intenté ayudarme borrando las aplicaciones de mi teléfono. Es un buen paso, pero el problema es que podía volver a descargarlas en cualquier momento, iniciar sesión de nuevo en mi cuenta y continuar donde lo había dejado. Pasaron años hasta que por fin me decidí a eliminar todas mis cuentas. De este modo, me desharía de todas mis redes sociales sin vuelta atrás.
Fue una decisión que me dio miedo tomar, porque en realidad disfrutaba mucho estando en el programa. Era divertido y entretenido, y me mantenía en contacto con mis amigos y con la gente que me importaba. Pero después de años sin llegar a ninguna parte espiritualmente, decidí que merecía la pena dar el paso y borrar mis cuentas para no volver nunca más.
Al principio fue un periodo de adaptación extraño, pero me acostumbré al poco tiempo.
Poco tiempo después, Dios me llevó posiblemente al mayor avance que he tenido en mi vida. No puedo dejar de creer que fue debido a mi acto de fe y sacrificio en renunciar a mi ídolo de las redes sociales, que Dios honró mi esfuerzo y lo recompensó.
Creo sinceramente que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado nunca y no me arrepiento ni un poquito. Llevo casi dos años sin redes sociales y nunca he dudado de mi decisión.
Si te sientes estancado en tu vida espiritual y no estás viendo los resultados que te gustaría ver, podría ser el momento de intentar algo drástico como borrar tus cuentas de redes sociales. Podría cambiar tu vida.